<<“El asesino es la misma persona que la víctima”, eso me dijeron. Yo le vi acercarse a su casa después de ir a comprar flores y un café; las flores iban envueltas en seda. La misma seda que se encontró en la escena del crimen junto a un papel, un papel blanco retorcido y manchado de tinta. Antes de ayer me dijo que tenía que acabar con esta situación, que no podía más, que el mundo acabaría si no lo hacía. Se le veía desesperado. Nunca fue así, él era una persona serena, anteponía al resto antes que su propio bien; sus cambios repentinos de personalidad, su falta de memoria acerca de lo que solíamos hablar, diferentes expresiones, gestos y lo más decisivo, su mirada. Cambiaba cada vez que nos veíamos.
Semanas atrás, no me hubiese creído lo ocurrido y él tampoco. Matarse a sí mismo es muy duro, muy difícil; solo de pensarlo me dan escalofríos. ¿Cómo puede ser? – me preguntaba.
¿Quién hubiese pensado que existiésemos en otro mundo paralelo, de una manera muy diferente a lo que somos aquí? Nadie me creería. Yo mismo, no me creería. La vida es muy cruel, ¿por qué ocurren estas cosas? Me siento culpable.
Todo comenzó con una tormenta, dos turbinas y una patata.
Es un gran título para una película o al menos eso me parece. Aquella mañana, aquella que yo pienso que fue la causante de todo, decidimos probar a hacer un experimento. Vimos cómo se podía crear electricidad con una patata. Increíble. O al menos eso pensamos. No tuvimos en cuenta la tormenta eléctrica que se encontraba encima nuestra, que hizo estallar no solo la patata si no la sala entera. No se como salimos vivos. No se como salió su otro yo. No se como solamente salió su otro yo. ¿Soy yo el yo de verdad? >>
Puede que esta historia no tenga nada que ver con la papelería más allá de que ponga papel en el primer párrafo y tenéis toda la razón del mundo. A parte de tener que ponerlo porque es parte del trabajo de clase, lo pongo porque la papelería es igual a una patata. No me refiero a que te puedas comer un rotulador o que el papel este bueno con ketchup si no a que algo que se cree tan insignificante como una patata puede darnos muchas, y las mejores cosas del mundo; al igual que la papelería.
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